Asumir la realidad es, de hecho, lo que caracterizaba (o eso pretendía yo) mis últimos poemas. Siguiendo en esa línea toca hacer un paréntesis en nuestra relación, no nos engañemos: no estamos hechos el uno para el otro. No eres tú, soy yo, estoy seguro.
Seguiré con el espejo en el cajón, por si las moscas. Me lo llevaré conmigo a donde toque en su momento -si es que toca algún día-, pero a priori ya está: se terminó. A veces, simplemente, no hay nada que añadir o, si lo hay, prefiero no añadirlo.
Nos leemos, eso sí, en cualquier poema de cualquier otro autor. De eso se trató siempre.